El covid19, el arte y el artista.

20 de marzo de 2020

(Dibujo "Resistiendo". 2018.)

El Arte es siempre una medicina para el alma y en estos momentos de aislamiento, de cambios de referencias, de preguntas, de encuentro con nosotros mismos, de incertidumbres, de angustias, de restricciones, de falta de contacto con quienes queremos, de impotencia, pero también tiempos de toma de conciencia, de responsabilidad, de solidaridad, de nuevos retos, de vuelta a empezar, de desaprender para renovarnos, de valorar lo que tenemos, de conocernos mejor a nosotros mismos, de saber quienes y qué somos, de lo que somos capaces de superar, de cambiar para seguir adelante, de poner a prueba nuestra resiliencia y nuestra extraordinaria capacidad de adaptarnos. Ahora, en estos momentos de crisis global inesperada, ¿qué fue lo primero que se compartió para mantener el ánimo al tener que quedarnos en casa? ¡¡¡ARTE!!!

Exposición en el Ateneo de Madrid. Noviembre de 2019.

Visitas virtuales a museos, literatura universal, películas de todos los tiempos, música de todos los estilos, exposiciones, danza, ópera... etc. ¿Podéis imaginar estar en casa todo el tiempo que nos queda aislados de las emociones que transmite el ARTE en cualquiera de sus disciplinas? ¿Sin disfrutar de un buen libro? ¿Sin escuchar esa música que nos relaja, nos carga las pilas, nos hace llorar o bailar? ¿Sin esa película que nos transporta? ¿Sin la poesía que nos estremezca? ¿Sin la belleza que encierra el color y el volumen de la pintura y la escultura? Nada acompaña tanto la soledad como el ARTE, más que compañía el ARTE nos da vida... o así lo vivo yo. Aprender a estar solos con nosotros mismos es el mayor reto al que se enfrenta el ser humano contemporáneo, reflexionar y dar sentido a lo que somos y podemos llegar a ser. No es fácil.

Muchas de las grandes obras artísticas surgieron de momentos de crisis, de otras pandemias, de guerras, de incertidumbres y desesperaciones. Esas grandes obras siguen vigentes, algunas a pesar de tener cientos de años, porque la esencia del ser humano sigue siendo la misma y nos enfrentamos a los mismos dilemas, independientemente de la época histórica que nos toque vivir. Y el artífice de materializar esa esencia universal a través de esas obras es el ARTISTA.

Como artista de vocación, he sentido siempre la necesidad de expresar emociones, en cualquier disciplina, sin pensar nunca en crear para vender sino para hacer sentir a quien se acercara a ellas. Es un camino siempre difícil, pues comúnmente se entiende que al artista no le cuesta crear, que es un capricho, un divertimento, un don, una habilidad... Nuestra vocación profunda nos hace felices y seguimos adelante a pesar de todo, pero el mercado de subastas no es el del artista contemporáneo. Detrás de un buen concierto hay miles de horas de ensayos; detrás de un buen libro hay dudas y borradores previos; detrás de una buena coreografía hay dolor y lesiones... En definitiva, detrás de una buena obra, esa que es capaz de emocionarnos y no dejarnos indiferentes siempre, siempre hay talento y trabajo, mucho, mucho trabajo. 

Desde el primer momento supe que apostar por mi vocación artística sería una aventura llena de obstáculos, como la de la mayoría de artistas de la historia, pero también supe que ese compromiso personal por crear daría sentido a mi vida, me define. Siento que expresarme de este modo es para mí tan necesario como respirar, así de sencillo y así de complicado.

Dibujo "Esperando". 2018.

Este covid19 que se extiende para cambiar el mundo que conocemos, nos da la oportunidad de ver de otra manera y ser mejores. Valoraremos esos trabajos invisibles que ahora resultan tan valiosos, aunque siempre lo fueron. Descubriremos lo mejor y peor de nosotros y tendremos que elegir con qué quedarnos. Apreciaremos mejor tomar un café con ese amigo, sonreír al vecino de al lado del que no sabíamos casi nada, disfrutaremos de la naturaleza que se renovará tras esta pausa forzada para el ser humano... y así mil cosas sencillas que nos harán vivir, bueno... VIVIR.

Me gustaría que este coronavirus también cambiara la manera de ver al ARTISTA, a ese que nos hace sentir con sus obras. Que se disfrute de cada obra como el gesto generoso de quien puso su alma en ella, que se hable con el artista, que se conecte, que se respete y que se adquiera esa obra en vez de copiarla. Valorar la entrega, el talento, el trabajo y la mirada siempre sorprendente de su creatividad. Como artista siempre vivo sin saber cuándo venderé una obra para poder asumir los gastos como profesional, por eso me maravillo cuando alguien decide tener un pedacito de mí en su hogar porque le llena, le conmueve, le motiva, le emociona... ¡GRACIAS! 

Llegarán nuevos tiempos y el ARTE esperará paciente esa nueva mirada de todos nosotros.

Quedémonos en casa, seamos solidarios y descubramos todo lo bueno que tenemos. ¡Ánimo!

Ana Hernando

"Aire de Vida". Bronce. 2008.

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