30 de diciembre de 2020
Este 2020 es un año que no debemos olvidar. Claro que quiero que termine, pero no quiero olvidar todo lo que he aprendido de esta pandemia que ha azotado a todo el planeta. 2020 nos ha puesto a prueba y 2021 nos espera para saber si hemos aprendido algo de esta experiencia, que todavía viviremos durante bastante tiempo.
Este año ha sido terrible, pero eso no quita que también haya habido sucesos increíbles que han mostrado la capacidad del ser humano para ser solidario. Me quedo con eso. Muchos harán un resumen negativo estos últimos días, queriendo olvidar y recuperar una vida que ya no volverá a ser igual. La vida presenta dolor y gozo, lo uno no existiría sin lo otro, nada será igual después de esta pandemia... espero, sinceramente, que sea mejor que antes, que tanto sufrimiento sirva para hacernos más humanos y para dar valor a esas pequeñas cosas que hacen que la vida merezca la pena. Espero que el Arte forme parte de lo cotidiano, que aflore nuestra sensibilidad.
Personalmente, como artista, estoy acostumbrada a la incertidumbre. Nunca sé si venderé mis obras, si tendré algún encargo, si me concederán una sala, si me admitirán en ese concurso... pero eso no me impide seguir mi vocación. Nunca he seguido tendencias ni modas, he tenido siempre la necesidad de expresarme a través de mis obras, compartir emociones universales a través de un lenguaje propio para conectar con quien se acerque a ellas. Este año ha sido realmente intenso.
Empecé 2020 con nuevos proyectos, una nueva etapa donde expresar emociones a través de mi creatividad con la madurez que me da mi trayectoria y la frescura de sentirme viva entregada a mi vocación. Después de presentar mi libro de fotografías y reflexiones "La mirada de Ana Hernando", en febrero, continuaba desarrollando mi nueva colección de obras, basadas en tres poemas que escribí en 2018, "Soy. Eres. Somos. Latidos esenciales", mientras solicitaba salas y becas para llevarla a cabo. Mil cosas en marcha, como siempre, con la ilusión de poder actualizar la web... Entonces llegó la Covid-19 y como a todos, un jarro de agua fría me paralizó por unos días. ¿Qué pasaría? ¿Cómo conseguiría mantenerme a flote ante lo que se presentaba? Decidí seguir adelante con más ganas que nunca, ahora el arte cobraba verdadero sentido para mí, era un catalizador de mis emociones y mi lema se hizo protagonista: Arte para vivir. ¿Para qué sino?
Durante el confinamiento seguí trabajando, hice varios cuadros y esculturas, pero lo que sentía realmente era la necesidad de ayudar a sobrellevar esa situación a través del Arte. Creo firmemente que el Arte es medicina para el alma y desde que llegó esta pandemia es más necesario que nunca. La música, la literatura, las artes plásticas nos ayudan a dar sentido a lo que sentimos y mucho más en momentos donde lo que dábamos por seguro se desmorona. Así que comencé a compartir una reflexión acompañada de una de mis obras, las publicaba los domingos en las historias de Instagram y las enviaba a mis contactos. Fueron nueve semanas intensas, donde el arte se convirtió en un medio increíble para superar algo tan inesperado y difícil.
Soy una persona positiva, eso implica tener una actitud ante las dificultades que la vida nos presenta. Ser positivo y sonreír no implica que no se tengan problemas o días malos, significa que se está dispuesto a encontrar una salida, adaptarse, aprender lo necesario para seguir adelante, ser consciente y actuar dando lo mejor. Rodearse de aquellas personas que creen en nosotros, que nos ayudan a mejorar y nos animan con sinceridad, es la clave para avanzar... pase lo que pase.
Este 2020 ha sido un año donde el ABRAZO ha sido el protagonista absoluto. Un tema presente en mis obras desde le principio, lleno de matices y con una capacidad extraordinaria de conexión. La llamada que recibí para realizar uno para Funespaña me emocionó especialmente, llegó en un momento muy complicado... ese en el que parece que tocas fondo y donde crees que tienes que hibernar tus proyectos porque no sabes cómo vas a poder seguir. En ese momento entendí que todo tenía sentido, que tantos años apostando por mi manera personal de entender el arte daban sus frutos. Siempre entendí el arte como un medio para comunicar, para compartir emociones. Que confíen en ti para un encargo tan importante en estos tiempos es algo que agradezco desde lo más profundo.
En 2020 he aprendido a seguir renovándome, adaptándome a los cambios que conlleva la vida misma, nosotros mismos, lo que nos rodea. Siempre he agradecido cada pequeña alegría inesperada, no merecemos lo malo... pero a veces se nos olvida que la vida nos da regalos también poco merecidos, como oportunidades para valorar lo que nos llega y lo que se va. Vivir el presente con un proyecto que nos haga avanzar, aprender y aceptar lo que nos toca vivir.
2021 no será un año fácil y espero que podamos abrazarnos de verdad, en persona, con fuerza y lágrimas de alegría. Confío en que el arte esté más presente, que aprendamos a vivir y a sentir más profundamente, que la empatía sea una asignatura obligatoria y la sonrisa brote como un gesto generoso a través de nuestra mirada. Aún llevaremos mascarilla durante bastante tiempo, pero eso no debe impedir que mostremos esperanza y ánimo... cada uno libramos nuestra propia batalla y un gesto amable, una palabra, son pequeñas cosas que ayudan a dar un paso más.
Te deseo de corazón que encuentres esa chispa que dé sentido a tu vida, el valor para afrontar los cambios necesarios y la ilusión por dar siempre lo mejor.
Que 2021 sea un año inolvidable por todo lo bueno que vendrá. ¡Feliz Año Nuevo!
Un abrazo.
Ana Hernando